sábado, 23 de mayo de 2015

Tiburones con garrochas





En las cercanías de tiempos electorales, como los que vivimos actualmente en la Argentina, la clase política en general saca a relucir sus mejores instintos animales (que no son precisamente los mejores de estos).
El poder, en su más mediocre concepción de este concepto que es la obtención o el mantenimiento de un cargo político, hace que la dirigencia criolla recuperen su innato olfato de escualos para saber donde se encuentra la sangre. Esa natural patología, les permite olfatear a grandes distancias donde estará el sector político que los dotará de posibilidades de seguir viviendo de las generosas tetas del Estado.
Hace ya más de una década, el doctor Eduardo Lorenzo le cedió su sobrenombre (heredado de su padre) a los analistas políticos para definir esta acción: "Borocotizar", su fulminante pase de las filas macristas a las del kirchnerismo fue la oportunidad para que ese calificativo se viralizara.

En tiempos veloces e instantáneos  como los que vivimos, hace que está actitud acorde con los tiempos que vivimos, se vuelva cada vez más fulminante y sorpresiva.
Aunque los nacidos y criados en el peronismo adquieran ese olfato casi de manera genética, los actores del resto del arco ideológico no le van en zaga.
Quienes caminaron los mediados de los ochentas bajo las banderas de la renovación peronista, bajo el ala del patriarca justicialista Antonio Cafiero, devinieron liberales a ultranza abrazando los estandartes de las muertes de las ideologías  y de la Historia con Carlos Menem, se hicieron militantes de la salvación de la patria asesinando la convertibilidad bajo el mando de las tropas bonaerenses de Eduardo Duhalde, decidieron descender de las laderas de Sierra Maestras a las órdenes de los mediaticos batallones guerrilleros venidos del Calafate. Y desde hace algún tiempo, al compás de los deshielos de los glaciares del poder kirchnerista, olfatearon muchos que su tabla de salvación estaría en manos del joven duque de Nordelta y otros tantos confiaron en que su subsistencia política estaría en la apuesta al ignífugo príncipe defensor del  estandarte naranja.

Luego de las elecciones legislativas, donde el Intendente de Tigre parecía convertirse en la nueva esperanza blanca, una serie de intendentes, concejales, diputados y lúmpenes de la política a la espera de que alguna miga cayera desde las mesa del poder; iniciaron una conmovedora peregrinación al Puerto de ,Frutos. Una camada de ex funcionarios kirchneristas ,expulsados del Parnaso santacruceño (Lavagna, Miguel Peirano, Felipe Solá, Alberto Fernandez), intendentes eternos del Conurbano bonaerenses (Cariglino, Othacehe) más la suma de algunos procedentes de ese partido político devenido de un dinosaurio (porque se sabe que en alguno momento fue grande pero que hoy se encuentra extinto)cono el radicalismo a través de Gustavo Posee como referente más conocido, sumado a algunas presencias mediáticas y eternos acomodaticios a través de voluminosas billeteras (Francisco De Narvaez, Mónica Lopez).

Con posterioridad a que la Convención Radical en Gualeguaychú, sellara un acuerdo con el otrora denostado Mauricio Macri y su ejercito de cotillón amarillo. Acuerdo generado según fuentes confiables, en el profundo análisis de las profecías de la mesianica Dra. Carrió, la convocatoria de Sergio Massa fue decayendo de manera tan brutal, que  intenciones de construcción nacional se desvanecieron a la velocidad de pompas de jabón.
En ese momento, las alarmas de los GPS comenzaron a sonar, y llegó el momento de escuchar a sus voces interiores que les ordenaba "recalculando".
Los viejos tiburones se aggionaron, y al tradicional olfato le sumaron una herramienta, seguramente robada de una pista de atletismo, y garrocha en mano se alistaron a tomar carrerra y pegar el salto que los deje del otro lado de la varilla, donde el calor del poder les permita su eterna sobrevivencia. Algunos vieron en las carpas amarillas un buen lugar donde recuperar fuerzas y dar la próxima batalla, La mayoría encontraron en la vuelta a casa en mejor refugio donde seguir disfrutando de las mieles del poder, allí los esperan de manera enternecedora el abrazo fraterno de Aníbal Fernandez (quien perjura que su amistad con Scioli no sufrió ningún desgaste con el paso de los años), la chequera disciplinadora del ultimo heraldo del maoísmo vernáculo, Carlos Zannini, y las enseñanzas sobre militancias heroicas de los tropas irregulares de Puerto Madero de esos adictos a las chequeras públicas que son soldados para la liberación al comando de Wado De Pedro.
Allí se reencontrarán con el en otros días denostado por veleidoso y frívolo Martín Insaurralde, bastante ocupado por realizarse el enésimo test genético que demuestren su ADN oficialista.
Pero como todos los males, a pesar de una fama bien ganada, no anidan en la provincia de Buenos Aires; es propicio comentar la diosa fortuna que acompaña a Leopoldo Moreu y su sequito familiar para vivir del erario público desde el retorno de la democracia. No conforme de haber colocado a hijas, esposa, y hermanas en cuanta lista de diputados del radicalismo se conformara; ahora le concibió conchabo a su ex-yerno y antiguo twitero antikirchnerista Leandro Santoro. Este ex-alfonsinista ha logrado ver la luz, y se ha reconvertido al Cristinismo más furioso; algunas malas lenguas le imputan esa devoción Nacional y Popular  a su reciente designación como Subsecretario para la Reforma Institucional y Fortalecimiento de la Democracia (es dable resaltar que el Kirchnerismo para bautizar los generosos puestos de ñoquis no se anda con chiquitas). Poseedor de una garrocha construida con materia de última tecnología terminó siendo designado por el dedo presidencial como candidato a Vice Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Su garrocha en excelente estado ha logrado mejores resultados que su antiguos correligionarios como Gustavo Lopez, Carlos Raimundi, y María Lubertino que  a pesar de jurar devoción kirchneristas y percibir por ello sueldos oficiales, pareciera ser que a partir de diciembre deberán crear por enésima vez un nuevo sello de goma con forma de partido político para si ver si encuentran un puesto en la grilla del Presupuesto Estatal.
Los tiburones son amplios de criterios, y se ponen todas las camisetas. Desde Mendoza, hace un largo tiempo Julio Cobos, paso de ser radical a radical K, sufriendo la expulsión de las tropas de la boinas blancas, para luego de su voto no positivo ser acogido nuevamente en esa confederación de partidos provinciales en se transformó el radicalismo para tener dos minutos de fama y alentar expectativas presidencialistas; para  caer en la conclusión que Mendoza será su última morada en la vida pública.

Desde la tierras del té de burrito, Luis Juez ya no hace reír a nadie después de sus saltos k, a denunciador serial de la corrupción De la Sotista, para terminar en un concubinato con sus antiguos ex enemigos del radicalismo y la tropas serranas del Pro.
Argentina, como una cálida playa caribeña, se encuentra infectada de cardumenes de tiburones. No alcanza con poner cercos eléctricos a las playas, su capacidad de sobrevivencia debería ser materia de estudio para los devotos de la zoología. Mientras tanto es mejor convivir con los escualos y tratar de hacerlo manteniéndose alejado de peligrosas aguas.







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